del matrimonio siente cierto anhelo,
si es sincero un cumplido es su consuelo,
ve del cariño una causa perdida.
La grosería es rutina en su vida;
está harta, quiere huir, alzar el vuelo,
romper de la vulgaridad el velo,
volver a querer y a ser querida.
La calle es su inmensa oficina,
la noche es su más fiel compañera;
siempre carmín las de queratina.
El rímel la condena, ya no llora.
Se toma un whisky, hoy quiere ir más fina,
No hay comentarios:
Publicar un comentario